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martes, 14 de julio de 2015

Un poco de José Emilio

Enigma.

El misterio que tú eres para mí
y yo soy para ti
y todos somos para todos...

¿Por qué actuamos así?
¿Por qué llegamos
a este momento inexplicable
(que es hoy y siempre)?

Si supiera quién eres y quién soy,
si supiese por qué eres y por qué soy,
la vida perdería su intensidad lacerante.

Dejaría de ser lo que es en verdad:
el enigma sin fondo.

                          - José Emilio - 

Esta semana les comparto un poema de alguien que seguramente ya conocerán o al menos han oído hablar de él, se trata de José Emilio Pacheco.
Quiero comentarles que si bien antes de conocerlo me gustaba la poesía, ésta no figuraba entre mis géneros literarios favoritos hasta que leí su trabajo. A mi parecer sus poemas invitan al lector a reflexionar sobre el mundo, además, plasman  la opinión que él tenía sobre su entorno y lo que en el acontece.
José Emilio Pacheco (1939-2014) fue un poeta, novelista, cuentista, cronista, antólogo, ensayista y traductor, ganador de múltiples reconocimientos como el Premio Reina Sofía de Poesía (2009), el Premio Cervantes de Literatura (2010) y el premio Alfonso Reyes (2011). 
Nació el 3 de junio de 1939 en la Ciudad de México. Estudió en la UNAM y empezó su actividad literaria en la revista Medio Siglo. Entre otras cosas dirigió, junto con Carlos Monsiváis el suplemento de la revista Estaciones, fue secretario de redacción de la Revista de la Universidad y de México en la Cultura (suplemento del diario "Novedades"), director de la biblioteca del estudiante, profesor en varias universidades extranjeras, investigador en el Departamento de Estudios Históricos del INAH y miembro de El Colegio Nacional.
Publicó dos novelas, Morirás lejos y Las batallas en el desierto; tres libros de cuentos: La sangre de medusa, El viento distante y El principio del placer; varios poemarios entre los que se encuentran Tarde o temprano (recopilación de sus primeros seis poemarios), Los trabajos del mar y Ciudad de la memoria. Además hizo antologías y traducciones de diversos autores.
José Emilio Pacheco falleció el 26 de enero de 2014 en la Ciudad de México.

El siguiente enlace conduce a un número de La Jornada en honor a José Emilio Pacheco.
 http://www.jornada.unam.mx/2014/02/02/sem-presenta.html

Fuentes:
 El Colegio Nacional http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/content.aspx?mi=135&se=vida&te=detallemiembro
La jornada semanal  (2 de febrero, 2014):
http://www.jornada.unam.mx/2014/02/02/sem-juan.html

miércoles, 1 de julio de 2015

Lo que descubrí

Una disculpa por no escribir la semana pasada. He estado muy ocupada investigando sobre cometas (Esos objetos porosos hechos de hielos y polvo, más hielo que polvo, que orbitan alrededor del Sol), y no tuve tiempo de escribir algo para el blog. Además me faltaba inspiración.

Había pensado en hablar precisamente de cometas, y quizá lo haga posteriormente, cuando tenga toda la información revisada, ordenada y no me sienta tan embotada con el tema. Por el momento hablaré de otra cosa.

Cuando era pequeña pensaba que la felicidad debía de ser algo dificilísimo, inalcanzable. Por eso los adultos se la pasan buscándola sin encontrarla. Crecí con esa idea y, hasta hace poco, me costaba disfrutar de las cosas porque pensaba que nada era lo suficientemente grandioso como para darme felicidad verdadera, pues está tenía que estar relacionada con algo majestuoso y acontecer sólo una vez en la vida.

Hace unos días estaba tan cansada que me puse a ver un vídeo donde aparecía un paquete de libros que quería comprar y muy probablemente ya no lo haga (cuestión de economía). El chico que hizo el vídeo se oía muy emocionado porque él lo acababa de adquirir y me transmitió su emoción, ni siquiera necesité poseer el objeto para sentirme feliz, basto que alguien más lo tuviera y pensé, es curioso como algo tan insignificante pueda ser bastante grato.

Hace unos días descubrí que la vida no es como creía. La felicidad no es algo que debamos buscar, ella viene sola. No necesita de grandiosos motivos o hechos para presentarse, los cuales pueden existir, pero no son indispensables para sentirse feliz, las pequeñas cosas pueden brindarnos más felicidad de la que pensamos. Existe placer en acciones tan triviales como comer, dormir, ver la lluvia, pasar tiempo con tus amigos, tu familia o con las personas que amas. Incluso en el hecho de desear, de añorar, simplemente de vivir. Aunque hay que tener cuidado con no anhelar lo imposible y sufrir por ello. A veces es difícil, cuando no podemos identificar si lo hacemos o no, o si realmente vale aquello que queremos.

Seguro todo lo aquí escrito suena a cliché, y tal vez lo sea. Pero a veces los clichés tienen razón (supongo) o si no, se oyen bien y nos dan confianza. Por otro lado, el punto importante es que la felicidad se consigue más fácil de lo que se cree, aunque no es permanente (como muchos quisieran) sino intermitente, a veces viene y a veces se va. Mi consejo, hay que disfrutarla cuando nos hace compañía.